Fusilo la rabia con palabras
llenando mis fusiles
con torrentes de alcohol y desencanto.
Déjame ir de una vez a dónde sea
tal vez me alivie
o me derrumbe sin remedio.
Déjame fusilarte para siempre
y que no seas el fantasma
de todas mis mañanas.
Déjame matar la ternura rota
con besos y rosas,
con espinas y amapolas,
con sol de abril
ver amanecer,
ver un sol radiante,
ver la lluvia,
ver el amor en los ojos de alguien.
Vuelvo a llamar a la luna confusa
y se me aparece un lobo solitario.
Me parece que soy yo mismo
esperando ver un nomeolvides
en los mares helados.
Estoy espeso de gritos
y de asechanzas,
pero sigo, me resigno a seguir toda la vida sin deseos,
apoyándome en troncos de sabinas muertas
a tirones de espíritu
para enamorar a fantasmas,
ya espectros de amor.
MMG
ResponderEliminarPoeta, somos nosotros los que no partimos, es nuestra alma la que busca la huella amada, la conocida, la que nos dejó sabor a rosas y miel...
ResponderEliminarUn abrazo.
Que triste poema Miguel es muy hermoso literalmente pero con una historia muy triste.
ResponderEliminarUn gran abrazo que tengas unas felices fiestas junto a tu familia y amigos.