El amor.
El de un condenado a muerte.
El poder de su cigarro
en los labios de la luna.
Lo fundieron,
carne quemada,
muchos deseos
por cumplir.
Al día siguiente,
una breve mención
en un periódico de Houston.
Antes se llevaban
los secretos a la tumba,
hoy esos secretos
no los guardan los condenados.
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