El café y el cigarro.
Y detrás tus pasos.
La tos al levantarme
llamando a tus pechos.
Los silencios premonitorios,
repitiendo escenas,
amortiguando espasmos.
La mujer que me mira
y se levanta,
y detrás tus pasos.
Y luego tantos momentos
de teléfono y de siesta.
Se fueron los odios,
se los llevó el verano.
Y en la cama
los mismos espasmos.
Los besos dilatando los ojos,
los placeres del otoño.
Y detrás tus pasos,
el café,
y otros cigarros.
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