Calles del otoño

Paseé por las calles del otoño,

detrás de casa.

Andamios cayéndose,

cigarros llenándote de humo,

gente trabajando con la mirada perdida.

Y por las aceras estrechas

deambulaba

como si quisiera verte,

notando cada paso en la sombra,

pisando las baldosas sueltas,

mirando el trozo de sol amarillo

que alumbraba paredes cenicientas.

Siempre preferí andar que correr,

siempre tuve ganas de pararme 

en cualquier sitio 

y mirar alrededor las horas.

Los ventanucos vacíos,

las hierbas creciendo en tejados

más de veinte años.

Paseé por las tardes detrás de casa,

mientras emociones llenaban mis párpados

y un furgón de correos

aceleraba,

llenando mis momentos

de efluvios amarillos.