Anoche

Anoche el nerviosismo se apoderó de mí.
Será el polen de éste incipiente albor primaveral.
Será la dulzura que se trastoca en horror.
Será la ausencia de lo único y necesario.

Anoche quise morir.
Pero hoy tampoco estoy bien.
Me haces mucha falta, no hay color en ésta vida.
Aunque el puto sol llene de ilusiones los corazones tibios.

Ahora pegaré un grito o esbozaré un susurro, no lo sé.
Sonreiré a mis paredes que tampoco son mías.
Miraré mis dedos, me moveré en círculos.
De mis entrañas sólo consigo extraer naranjas y miedos.

Ya no aspiro, ya demasiadas veces jugando con la locura.
¿Jugando? era mi única salida, pero ahora juego solo.
Y la aparente dulzura es mueca fruncida y mentira.
Siempre joven envuelto en carcasas de ruinas.

Dando tumbos, a hostias con la vida, a golpes con mi cuerpo.
Rock duro, hombre mentiroso, poeta de mierda.
¿Me recordáreis cuando me pegue un tiro?
¿Me soñaréis alguna vez envuelto entre lagos?

Anoche estuve muerto por un rato.
Y apenas recuerdo lo último que me produjo verdadero placer.
Lo único y necesario, inevitable y triste pero único.
Espíritu contradictorio de alma hundida en la estratosfera.