Abre la puerta.
Los caballeros ya no están.Se fueron a violar por las carreteras.
A gastar el dinero que no ganaron
con manos encallecidas,
ni con sudores.
A desahogar su estrés
post-traumático
tras mirarse al espejo.
A beber entre babas,
a militar en los partidos
del nuevo cambio
regenerador.
Las mismas familias
con poder,
los prepotentes máximos,
los que hacen felices
a las hienas.
Abre la puerta.
Ese es otro mundo.
Carece de historia.
Es tan parecido
a tus pesadillas
que apartas la vista
y ni siquiera deseas su dolor.
Abre la puerta.
Demasiada hediondez,
fumaste mucho,
has olvidado cosas,
pero durante ciertos instantes
hay un atisbo de luz
en tu amargura.
Abre la puerta.
Y deja que entre la furia
en la cloaca máxima.
Que un tsunami los arrastre.
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