se derrumba el edificio
que tenía pies de barro.
Estoy harto y llueve en la urbe
y siempre me mojo
y pierdo los paraguas que no cojo.
Me convertí en sapo.
Me siento happy end con la vida,
demasiadas alteraciones y recaídas,
muy mal y demasiado bien.
Fallan las juntas de mi cerebro,
no hay remedio, ni hay causa
pero todo lo que pasa
tiende a hacerlo más desastroso.
Devaneo continuo con las esperas,
con las esferas
de los islotes de sueños.
Devaneo con la abulia
de sentirse siempre aparte
de casi todo,
con la muerte y con las Angustias.
Nada parece posible.
No creo en lo verídico,
me turbo en grietas,
me hago el harakiri,
me difundí en dos o tres cerebros
en las cloacas, me morí
y parlanchín idiota con las ratas
volví al aullido silencioso.
Otra vez.
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