Y me perdía en las montañas
augurando secretos por descubrir.
Flores secas o esperanzas.
Era muy por la mañana y
estaba decidido a no pararme.
Volví a visitar el cementerio,
al otro lado de la carretera.
Casi al otro lado de la luna.
Y se enderazaron las lápidas
tumbadas bajo los rayos de otro agosto.
Sin desánimos y casi sin tristeza.
Volví a la peña del macho,
hice la siesta al lado del magnolio.
Vi allí a la mujer desnuda
y le hablé al sol con palabras
que le enturbiaron.
De repente, en mi pelo
se enredó alguna mariposa.
Y en mis ojos una cicatriz profunda
al mirarte entre mis sueños.
Por no besarte aquella mañana.
Es muy duro el mundo aquí.
Muy duras son las piedras.
Muy duros son los árboles.
Qué infinitas las sonrisas y las borracheras.
Hola Miguel un poema misterioso en el sementerio
ResponderEliminarmedio raro imaginar una mujer desnuda pero en fin cosas de poeta me imagino que deves haber
imaginado a alguien,devajo aquellas lápidas.
Gracias por tus comentarios en mi espacio son
bellos.
Besitos que tengas un lindo fin de semana.