comprendí que el fuego era amor,
que la luz era amor,
que los hibiscus se cierran cuando yo
empiezo a abrirme con otra noche.
Los reflejos del sol en el gato,
atardeciendo,
parecen enviados por un mago
de las ansias.
Y puedo entender que te guste
lo que a mí,
que la tristeza no vale nada,
que estamos aquí
y hay que sobrevivir,
aunque sea con la locura.
Que poema tan tierno demuestras tanto amor
ResponderEliminarque bello leerte querido amigo, un poema muy bonito con mucha ternura.
Un abrazo grande que estes muy bien.