tu silencio profundo.
Más allá de los sueños cumplidos.
Un himno a la belleza.
Una canción majestuosa sin tiempo.
Me meto adentro de ti.
Te me rebelas.
No hay nada tan hermoso como la espalda de una mujer.
Soy el eterno y perdido adulador de espaldas
que brillan más que estrellas.
Es la confianza que dan las manzanas del invierno.
Es el sueño de la lluvia cuando el barro se deshace
en tus entrañas.
Es la casualidad de las estrellas estallando en un punto.
Una espalda.
Ese maravilloso silencio tuyo mirando al horizonte.
No te lo vas a creer (o sí: a nosotros nos pasan esas cosas)...el poema que llevo en danza ahora es a una espalda.
ResponderEliminarToma un trocito, de aperitivo...
Hay una curva que desciende
vertiginosa a los sentidos
que transporta, que asombra,
que está llena de gemidos.
Y, por supuesto, mi cariño.
Siempre lluvia.
siempre nos intuímos en lo profundo y qué más profundo que una espalda o mejor dicho qué más profundo que mirarla y acariciarla y acabar en ella adentro de todos los siglos y épcas, el deseo es eterno como el arte. La vida es corta, el arte largo....y no sabes como puede todo llegar hasta el final de las cosas sin pretenderlo.
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