No he podido mantenerme cuerdo.
A mitad del camino me desentendía de sueños y tonterías.
Me da lo mismo.
Hay desencantos para escaparse del llanto.
Sufrir por los que sufren y llorar por los que ríen.
Hay que escapar del llano e hidratar el labio inferior de la desgracia para tener buena vista.
A mitad del camino me da lo mismo.
Voy que me escapo hacia adentro.
Cruel desesperanza de años aumentada con la insensatez de haber creído alguna vez.
Poesía perlada de angustia o deseando otras cosas.
Resbalas por la cala sin asirte a mata alguna arañando con los dedos tierra y barro.
Al final,
el hermano era un hermano
y el amigo una falacia de ebriedad y mentiras.
Poesía de niños puestos en fila para alucinar y pervertir la coyuntura.
Vi aviones estallando sobre mi cabeza.
Era mi madre.
Era mi madre.
Cruel desesperanza de una vida no vivida.
De algo que añoraba y nunca se produjo.
De limpiar heces y luego mierda y luego heces otra vez.
Todo se fue acumulando.
Noches sin pisar su casa para romperse el cuello en sillones de hospitales.
Demasiadas noches y ella esperaba algo a cambio,
nunca imaginó que sería la locura.
Y yo me enfado con ella,
con su vida no vivida,
con su entrega,
con lo absorbente y lo cariñoso de no poder tener otra cosa,
limpia y clara quiso el mundo,
ya ves,
otra contradicción constante,
otro absurdo,
otra mierda más,
Resbalabas hacia algún lugar
y me pasa como a Ian Curtis
"ya no recuerdo nada"
y tengo el alma muerta.
Ánimo Miguel, un buen poema escribir te ayuda a despejar la mente.
ResponderEliminarUn abrazo cuidate mucho.