Pinto en los cafés

La vida es un juego de sombras.

Sombras que se estremecen ante nuestros ojos.
El universo que eres sólo tú.
Las estrellas que son sólo tú.
Dejo caer un puñado de arena entre mis dedos.
Algo pareció cobrar cierto sentido entonces.
Asombrado ante el piélago inmenso que se extiende indefinido.

Mañana estaré bien y sonreiré y pareceré feliz.

Ahora sigo y sigo buscando esa luz que sólo veo en ti.
Pero me temo que es inútil buscar esas sonrisas, esos roces, esas miradas
si no son a tu lado.

Improviso a diario sueños entre las calles

ahora repletas de gente.

Pinto en los cafés que aún permanecen vacíos

a éstas horas.

Decidí una vez no volver a caer pero aún no toqué fondo.

No sé si en el olvido o en el amor encontraré lo que busco.

Soy un niño malcriado en el deseo del bien.

Ahora me pudro de éste deseo que tengo por ti.
Necesito ser lo peor para liberar la situación.
Lo peor.
Llámalo abyecto si quieres.
Ser malo contigo, junto a ti.
Desesperándonos.
Aspirándonos.

Fundiéndonos en el mar frío y gris envolvente.

No debería hacer otra cosa.
No quiero hacer otra cosa.
No me da la gana.