El Sol ilumina los rebaños de ovejas,
mientras el pastor fuma
su sexto cigarro de la tarde,
que ya se va consumiendo.
En ésta tierra que amo,
siempre hace frío,
más que de dónde él vino,
piensa el pastor ya casi melancólico.
Pero al menos come
bajo el cielo y los pinos,
y quema su piel
durante los días de verano.
Podría ser peor.
Podría estar en una cárcel marroquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario