No podía más.
Por dentro me reventaba.
Se me notaba demasiado y no había amor.
Luego descubrí que tampoco quería amor.
Sólo era rigor de catorce años.
Más tarde descubrí que seguía sin amor.
Y mucho más tarde supe
que todo era muchísimo peor
que reventar por dentro a diario.
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