Clavé un puñal en tu corazón,
sin saber que también era el mío.
Planté un rosal en la herida
y todo se llenó de sangre y de amor.
Es un romanticismo cruel,
pero ahora se me ha dormido
todo el cuerpo,
y repaso fotos dónde ni tú ni yo
estamos.
Sólo siento más tristeza
y éste inútil romanticismo,
sólo es más desengaño.
Tú no tienes la culpa.
Yo tampoco pero el corazón
se me salta del pecho
cuando noto el aire,
y todo mi cuerpo sigue dormido.
Los sueños son espectros
y voy pensando demasiado
en el otro mundo.
En cualquier otro mundo.
Clavé un puñal en tu corazón,
planté un rosal en tu corazón,
y ésto es increíblemente bello,
lo sé,
pero me destrozan los años
y mis ojos ya naturalmente borrosos
no pueden ver otra luz, otra vida.
Suena un poco a despedida, verdad,
es inevitable,
llevo la raya del camino
en los párpados llenos de niebla.
Suena a despedida, y lo es,
ya voy andando muy lejos
y no puedo derramar lágrimas
ni sentirme mal.
Mis ansias y mis besos
siempre se cubrieron de maleza
y el corazón se fue enturbiando,
y se fue quedando solo.
Muy solo.
Completamente solo y sin música
en ésta larga noche de invierno.
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