Eres encantador, me dices.
Eres maravilloso, me dices.
Yo no sé lo que soy.
Ni lo que no soy.
Eres,
el amigo de los ajenos al sol.
Eres el desvelo prematuro.
Eres el tiempo perdido
y el sueño recuperado.
Eres muchas palabras
que ahora se me han ido.
No sé si me lo dices tú.
No sé si me lo digo yo.
Otra vez,
en los mismos trances
de siempre.
Nunca sabemos lo que somos, proyectamos imágenes, aristas que no resulten chocantes, quizás a veces somos un poco hipócritas, pero por temor a ser rechazados. En el fondo, quien realmente nos conoce es nuestra almohada.
ResponderEliminarUn abrazo.