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La mirada desvencijada sobre su fondo de armario.
Debajo de la jarra del vino,
una canción celta tocada por un gramófono borracho.
Me gustó la mirada de la alemana
en aquel hotel del verano,
decía millones de palabras y era tan de mañana
que parecía que sólo yo entendía algo.
Era una visión desesperada,
una mala vida triste y muy al fondo,
detrás de una puerta, un deseo enloquecido.
En la habitación toallas llenas de arena
y bañadores mojados,
con la penumbra de las cortinas echadas
su cuerpo enrojecido vislumbrando.
Detrás de aquella puerta olvidó ella
por unos minutos sus brumas,
al día siguiente, sin hablarnos
agradecía el sol en mis manos.
El haber roto por completo
tanta tristeza igualitaria.
Haber mezclado sus gemidos
con la espuma de las aguas.
Hermoso poema poeta,que palabras más bien plasmadas,gracias por pasar por mi espacio.
ResponderEliminarBesos que estes muy bien.
Lo has dicho tan hermoso que se siente en el alma que acarician tus versos..
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos..
Que esta semana se de las mejores... son mis mejores deseos..
Tus palabras llegan al alma
ResponderEliminarsaludos
"Haber mezclado sus gemidos con la espuma de las aguas"...¡Qué metáfora más sutil Miguel!, lo dices todo con tanta delicadeza, que es imposible no desarmarse.
ResponderEliminarUn abrazo.