Sin nada

El verano ha llegado cargado de abrigos.

Sudando el calor de las estrellas ajenas.

Otra utopía para los amantes del whisky.

Urbanizando adosadas leyendas que no fueron ni chistes.

Conviviendo con neurasténicos y nubes que no dan

sino tristeza y agonías prolongadas.

Las piscinas azules las vació el sol de medianoche.

Y los chicos bellos sólo miraban los bellos que eran.

Necesito tirarme al cielo desde la tierra húmeda.

Y que la luna me folle como una puta sabia.

Pero no hay nada distinto y ruedo repitiéndome.

Trasiego de nubes e ilusiones.

Me caliento demasiado la cabeza.

Para volver al día siguiente otra vez al infierno.

Pero siempre solo.

Sin guías ni besos.

Sin nada.