Ella es
en mi tiempo una pérdida de luz.
Cuando la noche enciende mi dolor.
Cuando los ojos ven cosas que nunca
debieron haber visto.
Sólo un dios sabe
como paso mis días y las noches.
Sé que a veces parezco hecho de nubes.
Bajo el manto de las estrellas
que no nos alumbraron.
No sé con qué fuego nos hicieron.
No sé de qué estamos construidos.
No sé si mi sangre es roja o hierve.
Perdóname que ahora llore.
Pero tengo una fábrica a destajo en mi cabeza.
Y no soporto más este soñar restallando
con las voces que se mezclan.
Te lo juro por las promesas de tus ojos.
Es muy triste la esperanza
cuando repica la campana del mediodía
cuando el sueño no es sino otro fantasma.
quedan las colinas....
ResponderEliminarel horizonte rojo de las tardes
que anuncian el dolor de cada día,
desde las cimas donde el aire quema
de pureza
mirar dentro de uno mismo
y sanar....o morir