La noche se adivina en el zafiro de tus ojos.
La sangre de los que no podemos dar nada más se derrama en el cauce de los ríos.
Que van a dar al cielo.
Contigo y en la noche no aspiro a otra felicidad mayor.
Sólo ahondar en estos momentos maravillosos.
De aquí para allá riendo mirando bebiendo gozando.
Sintiendo sin melancolía.
Escuchando la canción que nos volvió a llevar de viaje.
La noche se vislumbra en ese mar en el que ya se convirtieron tus ojos.
Nuestras manos están despiertas, vamos como lobos en invierno.
Atentos a cualquier cosa.
Juntando nuestras bocas en cualquier esquina.
Marcándonos para recordarlo en la espalda con las uñas.
Con esa pasión que da la confianza.
Con ese deseo que nos hace invulnerables.
Eres maravillosa.
Arriba y abajo del cielo.
En el infierno y en el misterio.
Siempre.
me encantooo..gracias..por estar en mi vida ..mi querido amigo¡¡
ResponderEliminargracias alejandra por llegar a estos apartados rincones..jiji un besazo..
ResponderEliminar“Con ese deseo que nos hace invulnerables”
ResponderEliminarLa verdad, me gusta la idea contenida en esta frase.
Enhorabuena Miguel.
Un abrazo.
Me ha gustado tu poema.. y tu blog.. te sigo y te enlazo para acercarme a tu espacio con mas frecuencia..
ResponderEliminarUn abrazo.
Saludos fraternos...
Que disfrutes del fin de semana..