En lo inmenso de las miradas

Tengo especial la mirada. Y no me he dado cuenta muchas veces de cómo te miraba. Te decía cualquier cosa. Pero te daba lo mismo. Sólo veías mis ojos. Y pensabas en el sol que iluminaba tus estancias. En aquella estación de águilas dónde una vez nos conoceríamos. Tengo especial los dedos. Tengo sumida el ansia en un mar de polvo que a veces te hace agua. Tengo especial el día. Hoy también será tu noche. Y no habrá lengua que se calle. Ni sol que no ilumine entre tus sábanas. Y tus dedos serán mis lágrimas. Y tus manos serán el polvo que derramo en todas las mesas. Y tus besos extendidos serán el mar que nos separa y nos une. El mar que nos calma y nos mata. El mar también tiene huellas profundas en lo inmenso de las miradas.